martes, 7 de septiembre de 2010

Titulado Indefinido

Nunca había notado cuanto me entristece el olor del café… y verte ahí recostado sin decir nada. No había notado lo triste que es tu silencio, últimamente creo que todos callan… esa debe de ser nuestra verdad, el no decir nada, cuanto grito inútil, cuanta palabra vacia… Pero el café… que tristeza, la cucharita que se hunde y una triste cucharada de azúcar, que amargura.

Algunas mañana son tan aparentemente felices, pero de pronto uno puede descubrir dos agujas de tejer abandonadas, la música sola y empolvada en un rincón… y sin detenerse a pensar en la tristeza que encierran esos objetos traga el café y sale… va hacia la nada.
Pero tenes esa mania de seguir ahí de espaldas sin decir nada, porque no sabes que decir… ¿y acaso pensas en lo triste de tus palabras que van por dentro? Y te es tan dolorosamente fácil dormirte como un niño como si nada, guardándote todas esas palabras y dejándome esa tristeza que sobrevuela el aire y se cuela en el olor de mi café caliente…
Yo creo que nadie puede hablarme hoy, es como si todos fueran sordos a mi alma, por eso no pueden contestarle…
Sentiste que triste es prender otro cigarrillo sin otra cosa que hacer que darle vueltas a la cabeza… que inútil… matamos un cigarrillo atrás de otro sin darle la minima importancia… que hastio.
Que sordo es el silencio también, y de golpe dejo de oir y escucho las manitos del reloj en el pasillo que sigue corriendo… Y yo, y mi alma detenidas aca en una tristeza de agua tibia, con las manos frias… Ahora vos estas solo y yo también, tal vez ayer estábamos igual de solos pero abrazados… Quizás compartíamos la soledad, pero no. Yo se que era mas que eso, que duras que son nuestras almas, y la verdad de todo esto es que te extraño tanto…
Viste que te come la tristeza cuando estas solo. Tengo ganas de fumar, pero sospecho que no ayuda en nada, tengo ganas de escribir pero da igual… de todas formas nadie me ve, nadie me lee, todos sordos… todos tontos y locos… yo también y vos incluido.
Me voy a somatizar en un sueño etílico, y mañana me voy a levantar triste nuevamente para seguir haciendo lo que debo, pero el café se quedara en su taza lugubre, y las agujas de tejer, y la música, todo seguirá llenándose de polvo, como nosotros.

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